- Shht, vos ¿No tenés facturas que te sobren?
- No vos, a puras penas llego al IVA. Pero tengo un cuate que “consigue” facturas de gasolina, no te ahuevés ¿Cuántas necesitás?
Durante un par de semanas todas las energías del chapín se concentran en llegar al monto que le toca en facturas (consumos durante el año) para olvidarse de los impuestos, y... ¡Hasta el otro año! Es como un sprint de unos cuantos días que consiste en ingresar cientos de facturas en el programita de la SAT y parir las que nos faltan para llegar al número mágico. ¿Chilero va’a? Es como una inyección de adrenalina burocrática que recibimos una vez al año para recordarnos por qué nuestro cheque quincenal viene siempre con pisto de menos.
Los últimos dos años me he topado con que aquí en los EE.UU. los impuestos o taxes son como una maratón. Durante el año hay que considerar factores como gastos médicos, fondos de pensión sin cargas impositivas, hipotecas, donaciones, préstamos, personas dependientes… Es como caminar en la cuerda floja durante todo el año y el día de la declaración de impuestos es una mera formalidad. No hay "cuate" que me consiga facturas de gasolina. No sólo el cheque quincenal viene con pisto de menos, sino que además tengo que jugar bien mis cartas si no quiero pagar más al final.
En mis tiempos de corredor siempre fui mejor sprinter que maratonista, puede que sea por eso que me gusta más el modelo impositivo chapín. O puede que sólo sea que lo chapín nunca se quita...
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